
odiarte;
es lo que el destello del televisor ya sin programación,
me obliga hacer por ti.
son crudas noches de desvelo,
que extraño incognito y rendido a mi lado,
tu cuerpo tibio y durmiente.
ahora sé;
que otro comparte tus caricias,
como el amargo cafe podra volver a dormirme?
No hay comentarios:
Publicar un comentario