Los paramos de mi conciencia se hallan llanos. por ellos corre el viento presuroso que en su loca carrera arrastra el olvido; que se olvida en el horizonte donde mi vista se pierde, donde mi vista se funde con el sol que se esconde, como escondida es mi mente traviesa.
La joven artesana llega de su morada con brochas y pinceles. con azul pinta mi esperanza y con verde mortifica mis temores. ¡Que gran cuadro de colores impregnados de vida e ilusion; oh! cuanto extrañaba esa compañia, que llega a cada lugar donde estoy, y cogiendome la mano, danza conmigo, danza aun cuando yo no quiera hacerlo, pero me dejo llevar y el frenesi del baile siempre, siempre me contagia; ella es la ilusion, mi gran compañera, mi hermana de sangre, y es ella: la joven artesana quien la trae, y yo bebo con las dos: la ambrosia de la uva y el amargo manjar de la vida.
