Quiero escribir rechinando los dientes,
vaciar mi alma mundana,
de lastima y compasión.
Queda escrito que la quise,
Que sirva de fé,
porque de nada servirá.
Tuvo del amor sincero e inimaginable;
inimaginablemente insuficiente,
Insuficientemente amargo.
Soñe cada noche con su aliento,
con la luz encandilante de sus ojos,
con la ternura de sus manos pequeñas,
y la sombra de sus pasos en mi alcoba.
Levante dos torres guardianas y un granero.
Sostuve de una mano el vendaval leal
y acalle el llanto histérico de la gente.
pero ni esos gritos bastaron.
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