Capitulo 3: Perfidia

un catarro ahoga mi desesperacion en llanto, picazon y molestia. podriamos añadir un poco de sazon y yo seria un esplendido plato de alta cocina.

a veces las cosas se solucionan muy facilmente..
donde estan esas malditas pildoras blanquesinas?
donde esta el amor que deje guardado en el cajon de mi velador?
es obvio que despues de un rato buscando ambas cosas, solo encontrare una; adivinen cual?

entonces ayer segui llorando, solo que dentro de un bus, camino a mi casa. una niñita pequeña me pregunto el porque? yo quise decirle que una mujer me habia abierto el pecho con un hacha, y mientras mi sangre salia a borbotones, me habia arrancado el corazon con los dientes, y luego puso un ladrillo que encontro desparramado; y bueno, que todo se habia infectado y por dentro y yo solo era pus y bilis; pero me contuve y aprovechando que su madre no me veia, le dije: mira! un payaso ahi afuera...! y le robe el caramelo que tenia entre las manos.

ni siquiera se dio cuenta. y me lo comi sonriendo y dandole la razon al famoso dicho, claro que luego de pensar en la asquerosa saliva de la niña, la sonrisa se me fue al suelo. pero al menos ya no segui llorando.

y luego de un rato aparece los malditos antihistaminicos.
hubiera preferido encontrar el amor, en un maldito mensaje de celular.

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