Sangre Aún (cap 1:5)

El parroco termino el oficio y cerro aquel libro negro que leia, con las manos juntas; dio el ultimo sermon, y en un silencio que a todos incomodo; oyeron el llanto de la viuda y sus tres hijas; los dos hombre miraron a javier esperando una orden, este bajando sus lentes, les hizo un ademan. Cogiendo la soga hicieron descender el ataud a la calida prision de tierra. El grupo se reunio alrededor a la viuda que lastimosamente gemia; y empezaron a descender colina abajo. -Hijo mio, el ira con Dios, no te preocupes -le decia el sacerdote- mientras javier se resistia, impavido, fijo y estatico, como si fuera uno mas de los arboles del campus; ninguna lagrima, ningun adios, ni siquiera uno en silencio... él queria ver como aquellos hombres, luego de arrojar las coronas, cubrian de tierra, haciendo desaparecer para siempre a su hermano: a Hector.

-Señor, mañana, cuando la tierra “fije” vamos a ponemos la lapida; Javier, de su billetera saco un par de billetes de 20 y le tendio uno a cada uno. -gracias patron, va a necesitar algo mas? Sin palabra, les hizo una negativa con el rostro. Asi quedo sólo, sólo con su hermano, realmente sólo, siempre se sintio asi, incluso de niños; desde que murieron sus padres, nunca compartio una navidad, tampoco un cumpleaños, y menos una visita al hospital. Tampoco cuando su cuñada le llamaba; contandole lo mal que auguraban los medicos su enfermedad; pero ahora estaba ahi, y se sentia igual de lejos que siempre. Pero quizo quedarse, quizo estar ahi; ya que no lo estuvo -nunca- en vida.

La tia Mercedez, una señora obesa y entrometida; subio a buscarle. -Javiercito, vamos, te esperan en la recepcion, no puedes quedarte aca, luego se pondra a llover; y arrastrandolo lo llevo al hall donde la familia se hallaba reunida; Javier se dejo tristemente conducir; eran caras que habia visto desde niño, una familia numerosa, pero extraña; todos extraños! excepto la mujer recien entraba y buscaba algun conocido. Era Marcela Aline, le habian avisado y no dudo en ir; con su paso firme y decidido cruzo la habitacion; -Javier estas bien? A pesar del traje negro, la corbata, los lentes, y su carisma que le hacia tan atractivo, se veia sorprendentemente envejecido. La tia Mercedez atajo a Marcela, la llevo a presentar por el grupo y ahi quedo, javier, sólo en medio de la sala, con tanta familia que el sentia inexistente; logro escabullirse para no sentirse estupido; salio afuera y busco el auto de Marcela, estaba abierto, entro en el asiento trasero y como un niño que huye; se escondio ahi.

-Javier! Estabas aca, te busque por horas dentro! Pero a Marcela, la voz le quebro al verlo acurrucado en el asiento, con los ojos fijos mirando el suelo; un sentimiento le sobrecogio y entro por la otra puerta, tomo su cabeza y la apoyo en su seno, empezo a acariciarle la frente y sus mejillas. Se turbo al sentir la falda humeda, pero se resistio a mover; javier lloraba; era la primera vez que lo veia llorar; habia pensado incluso que seria imposible; era demasiado orgulloso para hacerlo; lo que Marcela no sabia, era que ademas de lagrima, javier sangraba.

4 comentarios:

PoetaRulZ dijo...

Ideare una forma de no mostrar a javier tan debil; pero eso podria endurecer aun mas su personalidad. Saludos y cariños para mi Editora-Amiga.

Dafne dijo...

Javier humanizado... interesante

PoetaRulZ dijo...

Amigi! se nos esta poniendo muy triste el libro, podrias escribir sobre un dia "feliz" de camille? algo que suba el animo! muchos besitos!

Dafne dijo...

Claro que si, tendre harto time para escribir y tambien leer.